Fundador

San José Marello

Nace en Turín el 26 de diciembre de 1844, seguido después de tres años del hermanito Vittorio.

El 31 de octubre de 1856 José entra en el seminario de Asti. Durante la guerra del Piamonte y de Francia contra Australia en 1859, los seminarios son ocupados por los soldados y los seminaristas se dispersaron. Marello estudia por su cuenta, hospedado por una familia de la ciudad.

Mientras tanto vive un periodo de crisis vocacional, deja el seminario, va a Turín donde continúa con la escuela con el intento de convertirse en político o un periodista y hace prácticas con un geómetra.

Enfermándose gravemente de tifus, sana por intersección de la Virgen y el 6 de febrero de 1864 entra nuevamente al seminario, siendo sacerdote el 19 de septiembre 1868. Inmediatamente secretario del obispo Carlo Savio, con él visita la diócesis viendo las diversas necesidades pastorales. Da catecismo a los niños del Regio Convite de Asti. Participa con su obispo al concilio Vaticano I, reside en el Quirinale donde es huésped Mons. Gioacchino Pecci, futuro papa León XIII.

En 1872, el Señor le pone la urgencia en su corazón de dar vida a la Compañía de San José para cuidar de los intereses de Jesús según las necesidades pastorales; los primeros cuatro jóvenes, el 14 de marzo de 1878, comenzaran a vivir en el Michelerio, un instituto para huérfanos. Al final del año, ya eran seis, se trasladaron a Santa Clara, ex monasterio medieval de las Clarisas, que restaurado se convierte en un centro de catecismo para los jóvenes y ofrece hospitalidad a los ancianos y pobres.

A los cuarenta años José Marello es canciller en la curia, canónigo de la catedral, padre espiritual en el seminario y fundador de una familia religiosa.

El 23 de noviembre es nombrado obispo de Acqui y durante su episcopado visita 121 parroquias de la diócesis, escribe siete cartas pastrales y participa en varios acontecimientos eclesiales dando seguimiento a Santa Clara. En 1892 salen las Reglas de la Congregación de San José, después surgen varias dificultades que ponen en peligro el futuro de la congregación que cuenta con un total de 63 miembros, de los cuales seis sacerdotes.

Monseñor Marello, siempre confiando en la Providencia, ofrece su vida por sus hijos espirituales y muere el 30 de mayo de 1895 mientras se encuentra en Savona para predicar.

Es declarado beato por Juan Pablo II el 26 de septiembre de 1993 en Asti y santo el 25 de noviembre del 2001 en Roma.